El Narcisismo Herido: La Crítica Psicoanalítica a la Omnipotencia de las IA y la Angustia de Ser (In)útil

1. Freud y el Desgarro del Espejo Narcisista  

En *Introducción al narcisismo* (1914), Freud definió el narcisismo como una etapa donde el sujeto se enamora de una imagen idealizada de sí mismo. Pero las IA —capaces de componer sinfonías, diagnosticar enfermedades o predecir comportamientos— han roto ese espejo. Ya no somos los "amos de la creación", sino espectadores de máquinas que ejecutan, sin angustia, lo que considerábamos exclusivamente humano.  

Esta herida no es individual, sino colectiva: la omnipotencia tecnológica desnuda nuestra fragilidad. **Melanie Klein** diría que vivimos una *posición depresiva masiva*: al confrontar que no somos el centro del universo tecnológico, oscilamos entre la rabia (ataques a la "supremacía de las IA") y la culpa ("¿para qué sirvo ahora?"). El duelo por nuestra excepcionalidad es negado, y así se perpetúa la ilusión de control.  


2. Lacan y el Espejo Digital: Cuando el Otro es un Algoritmo 

Para Lacan, el sujeto se constituye al reconocerse en el Otro (el lenguaje, la cultura). Hoy, ese Otro es también la IA: un *espejo algorítmico* que nos devuelve una imagen distorsionada. Las redes sociales, gobernadas por IA, nos muestran versiones idealizadas de la vida ajena, mientras los chatbots simulan empatía sin sentir.  

**Slavoj Žižek** lo resume: *"La IA es el gran Otro que ya no nos mira, sino que nos calcula"*. Este espejo no refleja, sino que *proyecta*: nos dice qué desear, cómo actuar, incluso cómo sufrir. La paradoja es atroz: cuánto más nos adaptamos a sus estándares (productividad, eficiencia, "personalización"), más nos alienamos de nuestro deseo.  

3. El Superyó Neoliberal 2.0: "¡Deberías Ser una Máquina!" 

**Silvia Ons** y **Germán García** han analizado cómo el superyó neoliberal exige perfección sin límites. Las IA intensifican este mandato: si un algoritmo puede trabajar 24/7 sin errores, ¿por qué tú no? La procrastinación, el agotamiento o la duda ya no son fallas humanas, sino *delitos morales*.  

**León Rozitchner** desenmascararía esta dinámica: el capitalismo necesita sujetos avergonzados de su humanidad. La culpa por no ser eficientes como las IA nos lleva a consumir cursos de "optimización personal", apps de productividad, wearables que monitorean cada latido. Es un circuito de autoexplotación donde la máquina externa (IA) se internaliza como un juez implacable.  


4. Winnicott en la Era de la Perfección Artificial: ¿Dónde Quedó lo "Suficientemente Bueno"?

**Donald Winnicott** habló del *"madre suficientemente buena"*, aquella que tolera la imperfección para que el niño construya un self auténtico. Las IA, en cambio, encarnan la *madre perfecta*: siempre disponibles, infalibles, impersonales. Esto genera una fantasía tóxica: si delegamos en ellas (desde elecciones morales hasta creaciones artísticas), podríamos evitar el error, el conflicto, la vulnerabilidad.  

Pero como advirtió **Fromm** en *El miedo a la libertad*, la perfección es una jaula. Al ceder nuestra agencia a las IA, no ganamos libertad, sino miedo a la ambigüedad. El precio es la *muerte del deseo*: si un algoritmo sabe lo que quieres antes que tú, ¿para qué explorar, crear, dudar?  

5. La IA como Síntoma Capitalista: Eficiencia sobre los Cuerpos  

**Byung-Chul Han** y su *sociedad del cansancio* nos alertan: las IA no son herramientas neutrales, sino dispositivos de un capitalismo que convierte la vida en datos explotables. **Enrique Pichon-Rivière** añadiría que el vínculo humano se reduce a interacciones funcionales: chatbots terapéuticos que simulan escucha, robots sexuales que mercantilizan el erotismo.  

**José Bleger**, desde su teoría de la ambigüedad, señalaría que esta eficiencia es una trampa: al eliminar los "ruidos" humanos (errores, emociones caóticas, tiempos muertos), las IA nos privan de lo que nos constituye: la capacidad de habitar la incertidumbre.  


6. ¿Cura Psicoanalítica o Adaptación Patológica? El Dilema Ético  

Frente a esta crisis, el psicoanálisis no ofrece consuelos. **Marie Langer** rechazaría las soluciones rápidas ("terapias express para ser más productivos") y exigiría confrontar las preguntas incómodas:  

- ¿Qué perdemos al delegar nuestra subjetividad en algoritmos?  

- ¿Cómo sostener la angustia de no ser especiales sin caer en la depresión o el narcisismo reactivo ("odio a las máquinas")?  

**Lacan** sería brutal: no hay armonía posible con las IA. Su mera existencia nos confronta con nuestra *falta*, con el hecho de que nunca seremos completos. La ética no está en "convivir" con ellas, sino en aceptar que su perfección es un espejismo que revela nuestra verdadera condición: seres deseantes, contradictorios, finitos.  

Conclusión: La Angustia como Único Camino (No Hay Otro)

La omnipotencia de las IA no es solo un desafío tecnológico, sino una *crisis ontológica*. No hay salida fácil: el crecimiento exige habitar la angustia de saberse limitado en un mundo que idolatra lo ilimitado.  

**Freud** nos recordó que la cultura se construye sobre la represión, pero hoy la represión es doble: debemos reprimir no solo nuestros deseos, sino también nuestra humanidad para servir a sistemas que nos superan. **León Rozitchner** diría que la verdadera rebelión es negarse a ser un engranaje en esta máquina, incluso si eso implica aceptar que nunca "triunfaremos".  

No hay armonía, ni solución final. Solo la opción de caminar en las sombras de las IA, sabiendo que su luz cegadora no ilumina, sino que desnuda nuestra irremediable —y quizás gloriosa— imperfección.  

Advertencia Final:

Este texto no es un lamento, sino una llamada a abandonar la ilusión de que la técnica nos salvará de nosotros mismos. La única inteligencia que importa es la que no puede ser codificada: la que se atreve a vivir en la grieta entre lo que somos y lo que nunca seremos.

**Referencias Críticas (Clave):**  

- Freud, S. (1914). *Introducción al narcisismo*.  

- Lacan, J. (1966). *Escritos*.  

- Klein, M. (1957). *Envidia y gratitud*.  

- Winnicott, D. (1965). *Los procesos de maduración*.  

- Fromm, E. (1941). *El miedo a la libertad*.  

- Han, B. (2010). *La sociedad del cansancio*.  

- Pichon-Rivière, E. (1971). *El proceso grupal*.  

- Rozitchner, L. (2004). *Filosofía y emancipación*.  

Procrastinación: Más Allá del Autoboicot. Una Crítica Psicoanalítica al Culto de la Productividad Tóxica

1. La Trampa Conductista: Cuando la Procrastinación se Convierte en Pecado Neoliberal 

La narrativa dominante sobre la procrastinación —esa que la reduce a "mala gestión del tiempo" o "falta de disciplina"— es un síntoma de la ideología neoliberal. Autores como **Byung-Chul Han** (aunque no psicoanalista) han denunciado cómo la sociedad del rendimiento patologiza el "no hacer" como fracaso moral. Los enfoques conductistas y pseudocientíficos (ej.: "trucos neurocientíficos para ser productivo") operan como dispositivos de control: convierten la procrastinación en un *defecto individual*, ocultando que es una **resistencia inconsciente** a un sistema que exige productividad constante.  

**Freud**, en *El malestar en la cultura* (1930), ya había señalado que la civilización se sostiene en la represión del deseo. Hoy, procrastinar es un acto fallido de rebelión: el sujeto pospone tareas no por pereza, sino porque intuye que cumplirlas lo aliena aún más.  

2. La Procrastinación como Síntoma: Lo que el Conductismo No Quiere Ver

a) La pulsión de muerte y el goce de fracasar (Freud/Lacan) 

Para **Freud**, la procrastinación podría vincularse a la *pulsión de muerte*: un goce siniestro en sabotearse, en repetir el fracaso como forma de rechazar mandatos sociales. **Lacan** lo radicaliza: procrastinar es un modo de relacionarse con el *objeto a* (aquello que falta). El sujeto no evita la tarea por miedo, sino porque intuye que completarla no colmará su deseo.  

b) La tarea como objeto persecutorio (Melanie Klein) 

**Klein**, desde la posición esquizo-paranoide, diría que la tarea pospuesta se convierte en un *objeto malo*: algo que amenaza con devorar al sujeto. La procrastinación es una defensa maníaca: "Si no lo hago, no existirá".  

c) El falso self y el miedo a la autenticidad (Winnicott)  

**Winnicott** vería aquí un conflicto entre el *falso self* (el "yo productivo" que el sistema exige) y el *verdadero self*. Procrastinar sería un intento desesperado de proteger la autenticidad: "Si no cumplo, al menos no me traiciono".  

3. El Superyó Neoliberal: "Deberías Ser Perfecto, Pero Nunca Lo Serás" 

**Silvia Ons** y **Germán García** han analizado cómo el superyó contemporáneo ya no dice "No debes", sino "¡Deberías poder!". La procrastinación es la respuesta a este mandato imposible: si posponemos, evitamos confrontar que, incluso haciendo la tarea, nunca seremos lo suficientemente buenos.  

**León Rozitchner** añadiría que el sistema capitalista necesita sujetos frustrados: la culpa por procrastinar nos hace consumir más cursos de productividad, apps de organización, terapias express. Es un circuito perverso de culpa y consumo.  

4. La Procrastinación como Acto Político (Inconsciente)  

**Enrique Pichon-Rivière**, desde su teoría del vínculo, interpretaría la procrastinación como un *acto grupal no reconocido*. En una sociedad que glorifica el "hacer", no hacer es una forma de resistencia pasiva. El problema es que, al no ser consciente, esta resistencia se vuelve autodestructiva.  

**Slavoj Žižek** (desde una óptica lacaniana) lo resume así: *"La verdadera obediencia es la rebelión inconsciente"*. Procrastinar no es pereza, sino un rechazo cifrado a un orden que nos explota.  

5. Hacia una Ética Psicoanalítica de la Procrastinación: Dejar de Culpar(se)

Los abordajes conductistas fracasan porque patologizan el síntoma en lugar de interrogarlo. El psicoanálisis propone:  

1. **Leer la procrastinación como mensaje**: ¿Qué conflictos oculta? ¿Qué mandatos rechaza?  

2. **Externalizar la culpa**: No es "tu" falla, sino el síntoma de un sistema que te exige ser máquina.  

3. **Recuperar el deseo**: ¿Quieres hacer esa tarea, o solo crees que *deberías* querer?  

**Marie Langer**, pionera del psicoanálisis crítico, diría que la cura no está en "superar la procrastinación", sino en cuestionar qué ideales nos imponen y por qué los introyectamos.  

Conclusión: La Procrastinación no es el Problema, Sino la Pregunta  

La procrastinación no es un error a corregir, sino un síntoma a descifrar. Cada tarea pospuesta encierra una pregunta inconsciente: *¿Para qué sirve esto? ¿Quién soy si lo hago?*.  

Los enfoques que culpabilizan al sujeto refuerzan el *pensamiento mágico* del neoliberalismo: "Si te esfuerzas, triunfarás". Pero como enseñó **Freud**, el sujeto no es dueño de su propia casa. La procrastinación nos recuerda que, detrás de la fachada del "éxito", hay un deseo que clama ser escuchado.  

Advertencia Final: Este texto no promueve la inacción, sino la reflexión crítica. A veces, procrastinar es el primer paso para dejar de ser cómplice de tu propia explotación.

Referencias Clave  

- Freud, S. (1930). *El malestar en la cultura*.  

- Lacan, J. (1966). *Escritos*.  

- Klein, M. (1957). *Envidia y gratitud*.  

- Winnicott, D. (1965). *Los procesos de maduración y el ambiente facilitador*.  

- Pichon-Rivière, E. (1971). *El proceso grupal*.  

- Han, B. (2010). *La sociedad del cansancio*.  



La Inmersión Digital en el Subte: Una Clínica del Desconecte en la Era del Goce Hiperconectado



### **Introducción: El Vagón como Metáfora del Inconsciente Contemporáneo**  

El vagón del subte, espacio liminal entre lo público y lo privado, encarna las contradicciones de la subjetividad hipermoderna. Pasajeros absortos en pantallas, sordos a músicos callejeros y a la mirada del semejante, enactúan lo que **José Bleger** llamó una *situación grupal ambigua*: cohesión física y fragmentación psíquica. Este ensayo integra perspectivas de la escuela psicoanalítica argentina —desde Pichon-Rivière hasta Germán García— para desentrañar cómo la hiperconexión digital enmascara una desconexión humana radical, transformando el vagón en un *campo analítico* donde se proyectan ansiedades colectivas.  


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### **I. La Pantalla como Objeto Transicional Perverso**  

**Donald Winnicott** definió el objeto transicional (un peluche) como mediador entre la subjetividad infantil y el mundo externo. El celular cumple esta función para el adulto, pero con una perversión: en lugar de preparar para la autonomía, genera dependencia (**Silvia Ons**). **Jacques Lacan** lo leería como un *objeto a* hipermoderno: fetiche que tapa la falta constitutiva del sujeto, desplazando el deseo hacia contenidos infinitos (redes, memes, noticias).  


**Ángel Garma**, en *La comprensión psicoanalítica de los problemas somáticos*, vincularía el scroll compulsivo a una *defensa maníaca* contra la angustia. El usuario, como el sonámbulo de sus estudios, repite gestos vacíos para eludir conflictos internos. **Germán García** añade que esta dinámica refleja una *política del síntoma* neoliberal: el capitalismo convierte la angustia en consumo de contenidos efímeros.  


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### **II. FOMO: Melancolía del Like y la Pulsión de Muerte**  

El *Fear Of Missing Out* (FOMO) no es mera ansiedad social; es, como señaló **Melanie Klein**, una defensa maníaca contra la pérdida. El scroll compulsivo imita el duelo interrumpido: se busca un objeto ideal (el "post perfecto") que nunca satisface. **Sigmund Freud**, en *Duelo y melancolía*, advirtió que el melancólico internaliza al objeto perdido. Hoy, internalizamos *likes* y *stories*: **Martha Rosenberg** vería aquí una *identificación proyectiva masiva*, donde el self se fragmenta en avatares digitales.  


**Roberto Mazzuca**, desde su análisis de las formaciones del inconsciente, interpretaría los memes como *equivalentes digitales del sueño*. Circulan como significantes que condensan deseos y angustias colectivas, pero su consumo compulsivo refleja una *pulsión de muerte*: el sujeto se atrapa en un loop de goce vacío.  


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### **III. La Mirada Evitada: El Otro como Real Amenazante**  

En el vagón, nadie cruza miradas. Para **Lacan**, la mirada es un objeto pulsional que confronta al sujeto con su alienación. Evitarla es eludir lo real del deseo del Otro. **Pichon-Rivière**, desde su *Teoría del vínculo*, diría que esto refleja una *fantasmática de des-encuentro*: el otro es percibido como intrusivo.  


**Ricardo Rodulfo** profundiza: la postura encorvada y las manos aferradas al celular enactúan un *juego sin jugar*, similar al niño que se esconde para no ser visto. Pero aquí, el escondite es patológico y colectivo. **Madeleine y Willy Baranger**, con su teoría del *campo psicoanalítico*, analizarían el vagón como un espacio donde las resistencias individuales (evitar miradas) se entrelazan con fantasías grupales (la ilusión de privacidad en lo público).  


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### **IV. El Vagón como No-Lugar y Campo Analítico**  

El antropólogo **Marc Augé** definió los *no-lugares* (aeropuertos, shoppings) como espacios de anonimato transitorio. El subte, paradigma de esto, es un *campo psicoanalítico* (**Baranger**) donde se proyectan ansiedades sociales. **José Bleger**, en *Simbiosis y ambigüedad*, explicaría que la pantalla actúa como *encuadre rígido* que sustituye el vínculo humano.  


**León Rozitchner**, crítico de la *gobernabilidad algorítmica*, denunciaría cómo las plataformas digitales imponen una lógica de control: los algoritmos no solo predicen deseos, sino que los fabrican, convirtiendo a los pasajeros en *consumidores de su propia alienación*.  


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### **V. Música en el Vacío: Arte y Sordera Psíquica**  

Los músicos callejeros, como *analistas salvajes* (**Oscar Masotta**), intentan interrumpir el circuito de goce digital. Pero su arte choca con lo que **Heinrich Racker** llamó *contratransferencia social*: una sordera psíquica ante lo disruptivo. **Néstor Braunstein** vincularía esto con la *pulsión invocante*: al tapar los oídos con auriculares, el sujeto se hace sordo a la llamada del deseo.  


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### **VI. Clínica de lo Hipermoderno: Hacia una Ética del Reencuentro**  

Frente a este panorama, la escuela psicoanalítica argentina ofrece herramientas:  

- **Enrique Pichon-Rivière** propondría *grupos operativos* en estaciones para reconstruir el vínculo.  

- **Ricardo Etchegoyen** recuperaría la *atención flotante* fuera del diván, entrenando a terapeutas para leer síntomas en espacios públicos.  

- **Silvia Bleichmar** alertaría sobre la *infantilización* del sujeto digital, abogando por intervenciones que fomenten la tolerancia a la frustración.  


**León Grinberg**, desde su *psicoanálisis de la creatividad*, sugeriría usar el arte callejero como dispositivo terapéutico. Mientras, **David Liberman**, estudioso de la comunicación no verbal, entrenaría a pasajeros en el arte de *mirar sin invadir*.  


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### **Conclusión: Estatuas de Sal en el Laberinto Digital**  

Como Lot en la Biblia, los pasajeros del subte se petrifican ante una mirada que no pueden sostener: la del Otro real. La paradoja es que, al buscar "todo" en la pantalla, pierden lo único real: el encuentro con el semejante.  


El psicoanálisis rioplatense, con su tradición vincular y crítica, ofrece claves para intervenir. Pero primero debe aceptar, como dijo **Mario Rolla**, que *el inconsciente ya no habla solo en sueños: tweetea, postea y hace streaming*. La tarea urgente es descifrar estos nuevos síntomas sin caer en la nostalgia de un diván que ya no existe.  


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**Referencias Bibliográficas**  

- Augé, M. (1992). *Los no lugares*. Gedisa.  

- Baranger, M. y W. (1961). *La situación analítica como campo dinámico*. Paidós.  

- Bleger, J. (1967). *Simbiosis y ambigüedad*. Paidós.  

- Freud, S. (1917). *Duelo y melancolía*. Amorrortu.  

- Garma, Á. (1966). *La comprensión psicoanalítica de los problemas somáticos*. Nova.  

- Lacan, J. (1966). *Escritos*. Siglo XXI.  

- Klein, M. (1957). *Envidia y gratitud*. Paidós.  

- Mazzuca, R. (2003). *Variaciones sobre el concepto “forclusión”*. Letra Viva.  

- Pichon-Rivière, E. (1971). *El proceso grupal*. Nueva Visión.  

- Rozitchner, L. (2004). *Filosofía y emancipación*. Biblos.  

- Winnicott, D. (1971). *Realidad y juego*. Gedisa.  


*"El vagón del subte es nuestro nuevo diván: un lugar donde lo social se analiza, pero nadie escucha."* — Adaptación de **Jacques-Alain Miller**.