La resurgencia de movimientos de derecha en el siglo XXI —desde el neofascismo europeo hasta los populismos reaccionarios en América Latina— no puede reducirse a un mero fenómeno político o económico. Se trata, más bien, de una estructura psíquica colectiva que se alimenta de mecanismos inconscientes: la negación freudiana, la perversión lacaniana y la fabricación de recuerdos encubridores. Este ensayo propone un análisis que entrelaza la genealogía foucaultiana del poder con las categorías psicoanalíticas, explorando cómo la derecha contemporánea explota el malestar subjetivo en la era del capitalismo tardío, transformando la angustia en un goce perverso bajo nuevas formas de control biopolítico.
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### **I. Foucault y el Poder en la Era del Malestar: Biopolítica y Gubernamentalidad Neoliberal**
Michel Foucault, en *Nacimiento de la biopolítica*, identificó cómo el neoliberalismo no es solo un modelo económico, sino una tecnología de gobierno que produce subjetividades dóciles. La derecha actual, lejos de oponerse al neoliberalismo, lo perfecciona al fusionar el individualismo posesivo con un nacionalismo excluyente. La retórica de la "libertad" se vuelve un dispositivo para naturalizar la desigualdad, mientras el Estado abandona su rol social y se reconvierte en un gendarme moral.
Jorge Alemán, en *Horror a lo real*, señala que el sujeto neoliberal vive una paradoja: se le exige autonomía, pero se le niega cualquier soporte simbólico. Este vacío es colonizado por la derecha, que ofrece identidades cerradas —raza, nación, religión— como sustitutos de un lazo social fracturado. La "mano invisible del mercado" se combina con el puño visible del autoritarismo, creando una gubernamentalidad que disciplina tanto los cuerpos como los deseos.
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### **II. La Negación Freudiana y la Producción de Ignorancia Estructurada**
Freud, en *La negación* (1925), describe cómo el sujeto rechaza reconocer una realidad intolerable, preservando así su equilibrio psíquico. A escala social, la derecha instrumentaliza esta defensa mediante campañas que niegan lo real: el cambio climático es un "engaño", la pandemia una "ficción", la violencia machista un "invento ideológico". Como señala Silvia Ons, esta negación no es simple ignorancia, sino una *producción activa de no-saber*, sostenida por aparatos mediáticos y algoritmos que fragmentan lo simbólico.
Melanie Klein, desde su teoría de las posiciones, aporta una clave: la negación masiva opera como una regresión a la posición esquizo-paranoide, donde el mundo se divide en buenos y malos. Los migrantes, los feminismos, las disidencias sexuales se convierten en "objetos malos" a expulsar, permitiendo a la masa proyectar su propia fragmentación en un chivo expiatorio.
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### **III. Perversión Lacaniana y el Líder como Objeto Fetiche**
Para Lacan, la perversión no es un acto transgresor, sino una estructura que busca sostener la ley desde su transgresión. El líder autoritario encarna esta lógica: se presenta como el único que puede violar las normas "por el bien del pueblo", erigiéndose en garante de un orden que él mismo socava. Donald Trump, Jair Bolsonaro o Viktor Orbán operan como *objetos a*, semblantes que taponan el vacío del Otro (la crisis de las instituciones) y ofrecen un goce obsceno mediante la transgresión espectacularizada.
Roberto Mazzuca, en *El goce del poder*, subraya que este líder no es un padre simbólico, sino un *padre obsceno* que exige lealtad absoluta mientras exhibe su impunidad. Su perversión reside en convertir la ley en un capricho arbitrario, destruyendo el tejido simbólico que permite la existencia de lo común.
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### **IV. Recuerdos Encubridores y la Nostalgia Reaccionaria**
Freud definió los *recuerdos encubridores* como falsas memorias que ocultan traumas insoportables. La derecha fabrica relatos nostálgicos —"Make America Great Again", "La Argentina que no fue"— que enmascaran la violencia histórica (colonialismo, dictaduras) bajo una idealización edulcorada. Estos relatos, como señala Elizabeth Roudinesco, son mitos que sustituyen la complejidad histórica por fábulas identitarias, transformando el duelo imposible por un pasado perdido en rabia contra los supuestos "usurpadores" del presente.
Octave Mannoni, en *La ilusión colectiva*, explica que toda comunidad se funda en una creencia inconsciente ("sé muy bien, pero aún así..."). La derecha explota esta estructura, promoviendo una *fe en la ilusión*: se sabe que el líder miente, pero se actúa como si encarnara la verdad. Este "como si" pervierte el espacio transicional de Winnicott, donde la cultura debería albergar la creatividad, no el fanatismo.
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### **V. Biopolítica de la Exclusión: Cuerpos Desechables y el Superyó Neoliberal**
Foucault analizó cómo el racismo moderno divide la población entre "vidas dignas de ser vividas" y "vidas desechables". La derecha actual lleva esto al extremo: construye muros, criminaliza la pobreza, y medicaliza la disidencia (el "trastorno de género"). El superyó neoliberal, según Alemán, ya no exige sacrificio, sino goce: "¡Disfruta tu precariedad!". Pero cuando este mandato fracasa, el superyó se vuelve sádico, culpabilizando a los excluidos por su propia exclusión.
Wilhelm Reich, en *Psicología de masas del fascismo*, advirtió que el autoritarismo florece donde hay cuerpos sometidos a una sexualidad represiva. Hoy, la represión es más sutil: no se prohíbe el goce, sino que se lo comercializa y vacía de sentido. La derecha, sin embargo, reactiva un goce *perverso*: el placer de excluir, de humillar, de ver al otro sufrir.
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### **VI. Hacia una Resistencia desde el Deseo: El Psicoanálisis como Práctica Subversiva**
Frente a esta maquinaria, el psicoanálisis no puede limitarse a la clínica. Debe, como plantearon Félix Guattari y Suely Rolnik, devenir *analizador social*, desmontando las ficciones que sostienen el poder. Esto implica:
1. **Develar la falta en el Otro**: Mostrar que el líder no tiene ningún secreto, que su autoridad es un teatro.
2. **Rehabilitar lo simbólico**: Reconstruir lazos sociales basados en la aceptación de lo incompleto, no en identidades totalizantes.
3. **Politizar el malestar**: Transformar la angustia individual en crítica colectiva, evitando su captura por discursos reaccionarios.
Maud Mannoni, en *La educación imposible*, insistió en que solo reconociendo nuestra propia alienación podemos evitar alienar a otros. La derecha triunfa cuando logra que los sujetos amen su servidumbre; la resistencia comienza cuando se atreven a odiarla.
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**Conclusión: El Porvenir de una Ilusión**
La derecha no es un retorno al pasado, sino un síntoma de lo que el capitalismo ha hecho con nuestro futuro. Su fuerza radica en convertir el desamparo en resentimiento y la vulnerabilidad en crueldad. Pero como enseñó Freud, incluso la ilusión más arraigada contiene una verdad: la de un deseo insatisfecho. El psicoanálisis, al escuchar esa verdad, puede ayudar a desear de otro modo: no hacia el mito de la comunidad pura, sino hacia un porvenir donde lo común acepte su propia incompletud.